viernes, 8 de agosto de 2008

Día 7: 08/08/2008 Fushimi Inari, Uji y Nara

Nos levantamos temprano, como de costumbre, para ir a la estación de Kyoto donde cogemos un tren local que nos llevará hasta Inari 稲荷, lugar donde se encuentra el Santuario de Fushimi Inari Taisha 伏見稲荷大社. Al igual que nos pasó cuando vinimos José y yo hace 2 años, el tren está repleto de estudiantes que se bajan en la misma parada que nosotros. Debe haber algún colegio en este lugar.
Al llegar, desayunamos los sandwiches que hemos comprado en el Daily cercano al ryokan, y mientras tanto, vemos como un grupo de yayos japoneses están haciendo taichi al lado del gran torii que de la entrada al santuario. Tras llenar nuestros estómagos, nos ponemos en marcha y comenzamos la visita. Es tan temprano que los monjes todavía no han abierto las tiendecitas de la entrada donde venden los amuletos y hacen oraciones. Estamos completamente solos, sin visitantes extranjeros ni locales.
 
El Santuario de Fushimi Inari Taisha 伏見稲荷大社 es sintoísta y está dedicado al espíritu del arroz Inari, representado por un zorro. Es también considerado el protector de las cosechas, y por ese motivo, a lo largo de la historia se ha relacionado con la riqueza. Las esculturas de los zorros (kitsune ) están representadas con una llave en la boca, y se podría interpretar como que son los guardianes de los graneros donde se almacena el arroz. Debemos tener en cuenta que el arroz es el alimento básico de la dieta oriental y para ellos es indispensable y muy valorado.

Éste santuario es un lugar muy conocido y significativo por los miles de toriis rojos que delimitan el camino por la colina en la que se encuentra situado. Los torii 鳥居 son donaciones de particulares, familias, o incluso de empresas. En la base de la colina se encuentra el santuario Go Honden 御本殿 y la puerta de Sakuramon 桜門. En la parte superior de la montaña está el santuario principal.

A parte de los famosos senderos alineados por torii, en la parte opuesta existen otros caminos que recorren la montaña a través de un bosque y que ofrecen una experiencia bastante diferente que la ruta principal. Nosotros decidimos ascender por el misterioso camino a través de los toriis rojos camiando durante una media hora, pero como queremos ver más cosas en el día de hoy, decidimos finalizar esta visita y nos desviamos por una de las salidas para llegar de nuevo a la zona de la entrada donde estaba el gran torii.

Cogemos de nuevo el tren local en dirección Nara y nos bajamos en la parada de Uji 宇治市. Al salir de la estación nos dirigimos a la Oficina de Turismo donde nos recomiendan una ruta de templos y una visita a través del río donde se encuentra el puente Uji-Bashi 宇治橋. Este puente, restaurado en el 1996, es uno de los más antiguos de Japón. Originalmente fue construido en el 646 por el monje budista Dôto del templo Gangô-ji de Nara. Se descubrió un monumento de piedra en 1791 enterrado en el recinto del Templo Hashidera Hôjô-in 橋寺放生院 (Templo del Puente), que por lo visto estaba situado originalmente en la ladera del río Uji, al pie del puente Uji-Bashi, pero una inundación lo habría hecho desaparecer.
Justo al lado del puente hay una escultura de Murashaki Shikibu 紫 式部 (978-1016), autora de los Relatos de Genji (Genji Monogatari 源氏物語), que es la novela clásica por excelencia de la literatura japonesa.

Como atracción principal de la ciudad visitamos el Templo Byodo-in 平等院 la imagen del cual está grabada en las monedas de 10 yens. 
Este edificio es uno de los pocos que aún se conservan del periodo Heinan (794-1185). El templo representa el Paraíso de la Tierra Pura 净土, rama del budismo que basa su creencia en los Bodhisattvas 菩薩, seres iluminados de infinita compasión, encargados de salvar a las almas del Samsara, el mundo del sufrimiento. Uno de los más famosos Bodhisattvas es Amida 阿弥陀仏, de quien se cree que a la hora de la muerte será el encargado de conducir a las almas al Paraíso del Oeste, un Edén Budista de eterna beatitud.
El Byodo-in fue construido en 1052 por el emperador Fujiwara no Yorimichi 藤原 頼通con la única función de albergar la estatua de Amida y transmitir una visión terrenal del Paraíso del Oeste. La arquitectura  es budista, de marcada influencia china, y la disposición de los jardines es un aporte japonés típico del periodo Heian y la religión shintō 神道.

Los jardines están inspirados en la geomancia china y se organizan basándose en los 4 puntos cardinales: al norte, representando la Tortuga-Serpiente Negra, se ubicaban las montañas como fondo o escenario. Al sur, el río Uji representa el Ave Carmesí. El estanque fue creado por un arroyo entrando por el noreste (reino del Dragón Azul, guardián del Este) y saliendo por el suroeste (reino del Tigre Blanco, guardián del Oeste). En medio del estanque está el Salón Amitâbha, que alberga la estatua de Amida. Esta estructura se llamó Salón Fénix durante los inicios del periodo Edo (1603-1868) debido a las aves doradas que adornan el techo y también a su distribución, que se asemeja a un gran ave aleteando en el agua. 

En el interior del Salón Fénix, mirando hacia el estanque y descansando en una flor de loto, se encuentra la estatua tallada del Buda Amida 阿弥陀仏, obra maestra del escultor Jocho. Recubierta en oro y laca, la imagen de la divinidad muestra una sonrisa mientras levanta la mano derecha bendiciendo al visitante. El Salón guarda además, las puertas pintadas más antiguas que se conservan en Japón, donde se representa la adoración a Buda. Rodeando a la imagen hay tallas recubiertas en oro, son 52 Bodhisattvas 菩薩adoradores, con aureolas sobre la cabeza y descansando sobre nubes. Cada escultura es de una sola pieza tallada en madera de ciprés y mide aproximadamente 40 cm. Algunos de ellos están tocando instrumentos musicales.
En 1990 se construyó un moderno museo dentro del complejo del Byodo-in, obra del arquitecto Akira Kuryu 栗生 明. En él se conservan algunas reliquias, estatuas y otros tesoros, entre ellos una gran campana que es una de las 3 más importantes de Japón.

Nos ha gustado muchísimo esta visita y con tan buen sabor de boca nos dirigimos al tren para ir hasta Nara 奈良市.

Introduciremos la ciudad con un poco de historia... Antes del siglo VIII, las capitales de Japón eran asentamientos temporales que se iban trasladando tras la muerte de su emperador. Con la introducción del Budismo, y como muestra del poder del clan Yamato, en el 710 se fundó la primera gran capital con el nombre de Heijô-kyôu 平城京 (el castillo-capital de la Paz) por el emperador Shomu, hasta que en 794 fue trasladada a Kyoto. Aquella ciudad es hoy la actual Nara.

Una vez llegamos a la estación de trenes de Nara nos vamos hacia la Oficina de Turismo, allí nos dan un mapa en ¡¡español!! Para llegar a la zona de los templos tenemos que cruzar un avenida comercial. En ella encontramos una sala llena de recreativos y nos aventuramos a investigar la adicción que tienen los japoneses por un juego llamado Pachinko パチンコ. Jugamos con una de las máquinas de bolitas pero no hemos logrado entender su funcionamiento, así que optamos por los juegos tradicionales Fatal Fury y al Street Fighter. Después de la experiencia y de comprobar en nuestras carnes lo ludópatas que llegan a ser los nipones, nos dirigimos hacia el Templo Kôfuku-ji 興福寺.
Este templo budista se trasladó a Nara desde Kyoto en el año 710 como edificio principal de la familia Fujiwara. Fue fundado por Kagaminookimi 鏡大君, la primera esposa del Emperador Tenji 天智天皇quien buscaba, mediante esta construcción, que su esposo recuperara la salud. Aunque el complejo original tenía 175 edificios, los incendios y estragos de las luchas por el poder han hecho que solo se conserven una docena. Hay dos pagodas, una de tres pisos (1143) y otra de cinco (1426). La más alta de ellas es la segunda en altura de Japón, solo superada en unos centímetros por la de Toji en Kyoto.
Hace bastante calor, y la zona está llena de obras, así que nos compramos unos helados y unas bebidas para reponer las fuerzas. Después de ese mini descanso, nos ponemos en camino hacia el Templo Tôdai-ji 東大寺, el Gran Templo del Este, que se considera la estructura de madera (de un solo techo) más grande del mundo y que contiene la estatua de Buda hecha en bronce más grande del mundo.

Antes de llegar al templo tenemos que cruzar un gran parque repleto de ciervos. Según cuentan leyendas orientales, las deidades iban montadas sobre esos ciervos, de ahí a que sean tan populares entre los visitantes. Estamos enamorados de estos animalillos. Se lo comen todo, así que hay que ir con cuidado con las ropas y folletos porque se enganchan y no te sueltan.

El Templo Tôdai-ji 東大寺 fue iniciado en el 745 por el emperador Shomu y consta de varias estructuras. Primero atravesamos el gran pórtico sur Nandai-Mon 南大門 flanqueado por 2 guardianes Niô 仁王, que data de 1199 y se creó para hacer de frontera entre la vida celestial y la mundana. De ahí se accede a un patio procesional, que en su tiempo albergó a miles de peregrinos y monjes budistas. El pórtico original era de estilo Indio, y es más pequeño que la versión original de 962, que fue parcialmente destruido por un tifón.

Tras atravesar el pórtico, se encuentra el kairô, un camino que hace de eje simétrico del conjunto arquitectónico. A la derecha hay  un estanque de agua y alineado a él, está el pórtico central Chuu-mon. A cada lado de este pórtico hay figuras de madera, representando los reyes protectores del templo.

En medio del patio se alza el templo principal, el Daibutsuden 大仏殿. Esta enorme estructura de madera contiene en su interior la estatua de Buda. La enorme imagen de 15 m (la más grande situada en el interior de un templo) fue originalmente cubierta de oro por el emperador Shomu. Lamentablemente, incendios, terremotos y otros desastres hicieron que esa película dorada desapareciera. La posición en la que se encuentra (mudra) con la mano derecha levantada, significa la facultad de conceder deseos. Acompañan al Buda enormes imágenes de otras deidades y reyes protectores.
En la parte posterior del templo una de las columnas contiene un agujero de unos 50 cm. el cual se dice que es del mismo tamaño que la fosa nasal de la estatua de Buda. Los japoneses creen que si uno es capaz de atravesar la columna, tiene un lugar asegurado en el cielo de Buda (llega a alcanzar la sabiduría eterna), por lo que muchos intentan atravesarla. Lo intentamos!
Es ya mediodía, así que decidimos ir a comer antes de continuar a visita por los templos de Nara. Comemos en un teppanyaki 鉄板焼き, donde hay una plancha en el centro de la mesa. Nos pedimos unos fideos para freír sobre la plancha, y pollo adobado con especias. La comida cocinada al momento está deliciosa.

Después continuamos nuestra visita hacia el Templo Kasuga Taisha 春日大社 y para llegar hasta él debemos cruzar un paseo lleno de linternas de piedra. El camino nos conduce a una bifurcación donde hay una fuente dedicada a un ciervo. Supongo que tiene relación con que los ciervos son los portadores de las deidades.
El origen de este templo data del año 683, y a lo largo de su historia se ha convertido en uno de los más importantes monasterios del Japón dedicado al Kannon, el Buda de la misericordia. De hecho, la disposición de las montañas simboliza el abrazo de Kannon. En la actualidad, acoge a una veintena de monjes y, encabezando otros 3000 templos afiliados representa la fe de más de 2 millones de creyentes del budismo Shingon. 

Estamos cansados y tenemos ganas de volver al hotel. Hoy ha sido un día intenso. Una vez en Kyoto, por la noche decidimos ir a visitar el barrio Gion 祇園, y quedarnos a cenar por allí. Por el camino vemos a una geisha, pero estamos tan anonadados que no nos da tiempo de pedirle una foto. Después de caminar un buen rato, encontramos un pequeño bar donde preguntamos si podemos quedarnos a cenar. Se trata de un local familiar, y al decir familiar me refiero a que en él se encuentra toda la familia de los propietarios del local. La madre, los abuelos, los niños... Todos mirando la tele, donde están retransmitiendo la apertura de los juegos olímpicos de Beijing. Cenamos muy bien y la familia es de lo más entrañable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario