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Aunque hemos montado este viaje por libre, las guías de viajes y recomendaciones de otros blogs de personas que han estado en Japón, nos han ayudado a organizarlo. Uno de los consejos que da todo el mundo es ir muy temprano al Templo de Kiyomizudera, uno de los más concurridos por los propios japoneses, y que a media mañana está lleno de gente. Así que decidimos que este será nuestro primer destino en el día de hoy.
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Desde allí nos han indicado como llegar al Templo Kiyomizudera cruzando un gran cementerio. La zona se denomina Toribeyama y en la actualidad alberga más de 15.000 tumbas que se extienden por la ladera de la montaña que hacen que sea una imagen impresionante.
Llegamos al Templo Kiyomizudera (清水寺) en el momento en el que lo están abriendo al público, y somos de los primeros en acceder a él. Fue fundado en el 798, pero los edificios que vemos actualmente son del 1633. Su nombre significa "agua pura" y proviene de las cascadas que bajan de las colinas que hay cerca.
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En este lugar se rinde culto a la familia y al amor en pareja. Dentro del recinto hay un santuario sintoista Jishu Jinja (地主神社) dedicado a Okuninushi-no-Mikoto, dios del amor, y el mensajero de esta deidad está representado por un conejo. Una leyenda explica que las dos rocas que tiene delante, las Mekura ishi, son milagrosas. Están separadas por 18 metros de distancia y si se consigue ir a ciegas de una a otra se encuentra el amor...
Por la parte lateral del gran balcón hay unas escaleras que dan acceso a la parte baja. Las vigas de madera que soportan la estructura son impresionantes. Justo al lado hay una fuente de purificación Otowa-no-taki. Son tres chorros que salen de una misma cascada y de la que se cree que tiene propiedades terapéuticas.
Salimos de allí y vemos que comienzan a llegar autocares llenos de gente para hacer su visita turística al templo. Uf! De la que nos hemos librado.
Volvemos al barrio del ryokan y vamos a desayunar. Después del madrugón y la caminata tenemos hambre. Así que nos metemos en una especie de snak bar con barra al estilo americano y nos pedimos unos sandwichs y unos cafés. El Templo Sanjusangendo (三十三間堂=) es nuestra siguiente parada.
Conocido oficialmente como Rengeō-in (蓮華王院) este templo fue construido originalmente en 1164 por el gobernante Taira no Kiyomori, hecho construir por el emperador retirado Go-Shirakawa. Su nombre proviene de la combinación del número 33 (sanjusan) y tramo (ken) entre pilares. El templo es alargado y estrecho y se extiende en dirección norte-sur, con una longitud de 125 metros, siendo la construcción de madera más larga del mundo. La estatua principal es Kannon y se encuentra en el centro de la sala, a su izquierda y derecha hay 10 filas de esculturas doradas de Kannon con "1.000 brazos" y que representan al dios de la misericordia. En primera fila hay un total de 28 figuras que representan a las deidades guardianas.
Estar delante de todas estas imágenes doradas impresiona a cualquiera. Hileras interminables de esculturas, casi idénticas, vigiladas por las deidades guardianas que en nuestra cultura cristiana podrían identificarse más a demonios... Ha sido uno de los lugares que más nos ha llamado la atención de los que hemos visto en Kyoto.
Por la tarde, después de comer, recogemos las maletas y nos dirigimos a la estación de tren para dirigirnos a Tokyo. Nos da pena abandonar esta ciudad. A través de sus calles y edificios hemos descubierto la parte más tradicional de este país. No es que no crea que Tokyo no nos vaya a sorprender, pero algo en mi me dice que no será lo mismo. Nos despedimos de Kyoto, no sin antes desear volver algún día y poder visitar más a fondo sus rincones y dejarnos perder por sus calles.
Tokyo es mastodontica e imponente. Llegamos a la estación principal y una marea de gente nos despista. Nos dirigimos hacia la salida y decidimos que lo más práctico es coger un taxi que nos lleve directamente hasta el hotel. Vamos cargados con las maletas y no es plan de recorrer media ciudad y perdernos en el metro.
El taxi nos deja en el Hotel Edoya, situado en Akihabara (秋葉原), muy cerca de la estación de metro. Hemos escogido una habitación tradicional, con futones sobre tatami, pero yo me estoy arrepintiendo. El suelo está muy duro, y aunque digan que es cómodo dormir sobre tatami, yo me levanto con un dolor de espalda increible. Aún y así, la habiación es muy completa, y nos entra el desayuno.
Después de dejar las maletas salimos a dar una vuelta por la zona del hotel. Una multitud de tiendas se extienden por la avenida principal de la Electronic Town. Estamos buscando una cámara de fotos y creo que al final la compraremos aquí.
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