Nos
levantamos tempranito, tenemos mucho sueño porque aunque hemos
descansado, todavía estamos con el jet lag del viaje. Un día sin dormir se nota.
Nos
dirigimos a la estación de trenes y reservamos un billete hacia Osaka con nuestro JR Pass.
Como el tren no sale hasta al cabo de una hora, decidimos ir a
desayunar, pero es tan temprano que no hay nada abierto. Paseando por
las calles cercanas a la estación descubrimos el templo
Higashi-Honganji (東本願寺).
Este
templo fue fundado por Tokugawa Ieyasu tras la creación de la
escuela budista Jodo Shinshû (浄土真宗 ) para hacerle la competencia a Nishi
Hongan-ji, otro templo muy cercano. Conocido popularmente como Higashi (que significa Este) Honganji, este templo es considerado la sede de
Shinsu Otani-ha, una branca de la Tierra Pura del Budismo.
Honganji
se creó cuando Kakushin-ni, la hija del fundador
Shinran (1173-1262), construyó un mausoleo en Higashiyma Otani para
consagrar la imagen de su padre en 1272.
Las
salas actuales del templo fueron reconstruidas en 1895, durante el
periodo Meiji, después de sufrir un incendio. El Goei-do (sala
principal) donde se guarda la imagen de Shinran, es uno de los
edificios de madera más largos del mundo. Hay una curiosa pieza de
exposición, un trozo de cuerda hecha de pelo donado por mujeres
devotas y que se utilizó para arrastrar la madera empleada en la
reconstrucción.
Tras la visita, nos dirigimos de nuevo a la estación para coger el tren que nos llevará hasta Osaka. Decidimos parar primero en Tennoji para poder ir a visitar el templo de Shitenoji. Al llegar, nos dirigimos a la Oficina de Turismo y muy amablemente, unas chicas nos aconsejan que compremos un bono que incluye transportes y entradas a diferentes lugares de interés de la ciudad porque nos saldrá mucho más económico. El bono cuesta 2.000 yenes e incluye el Castillo, el Umeda Sky y su jardín flotante, el Templo Shitenoji y la noria Don Quixote que se encuentra en Dotonbori, a parte de varios lugares más de interés de la ciudad que no nos dará tiempo de poder visitar.
Tras la visita, nos dirigimos de nuevo a la estación para coger el tren que nos llevará hasta Osaka. Decidimos parar primero en Tennoji para poder ir a visitar el templo de Shitenoji. Al llegar, nos dirigimos a la Oficina de Turismo y muy amablemente, unas chicas nos aconsejan que compremos un bono que incluye transportes y entradas a diferentes lugares de interés de la ciudad porque nos saldrá mucho más económico. El bono cuesta 2.000 yenes e incluye el Castillo, el Umeda Sky y su jardín flotante, el Templo Shitenoji y la noria Don Quixote que se encuentra en Dotonbori, a parte de varios lugares más de interés de la ciudad que no nos dará tiempo de poder visitar.
Para
llegar al Templo Shitenoji (四天王寺) se debe coger la calle Tenimachi-suji desde la
estación. Este recinto sagrado fue fundado en 1593 y es considerado uno de los templos budistas
más antiguos de Japón, a pesar de que ninguno de los edificios
actuales es original, a excepción del gran torii de piedra que hay en la entrada y que data de 1294.
Después nos dirigimos hacia Nipponbashi (日本橋), a la zona conocida como Den Den Town o barrio electrónico. José y yo queremos comprarnos una cámara de fotos para suplir la pérdida de nuestra D70s. Después de una horita viendo tiendas y preguntando precios, nos compramos la Nikkon D80.
A
parte de las tiendas de electrónica, también hay muchas dedicadas al manga, y una de las más recomendables es Kiddy Land. Para los amantes de la Gundam, hay un edificio dedicado exclusivamente a esta serie que es muy popular entre los japoneses.
Paseando
por este barrio llegamos a una calle cubierta llamada Kuromon Market (黒門市場),
llena de Pachinko (パチンコ) (salas de máquinas recreativas) y tiendas
dedicadas a objetos para la restauración. Aquí es muy común poner
reproducciones de las comidas en los escaparates de los restaurantes,
y en esta calle podemos encontrar todo tipo de estos platos típicos,
ollas para cocer arroz, cuencos de cerámica y palillos.
Cogemos
un taxi para que nos lleve hasta el Castillo de Osaka y nos deja en
la entrada de los jardines. Tras cruzar la puerta Ote-mon, que da acceso al recinto del castillo, nos damos cuenta que en un pabellón están haciendo una competición de kendo entre
chicas.
Este
castillo fue construido por Toyotomi Hideyoshi como muestra de poder
tras conseguir su objetivo de unificar Japón. Cien mil personas
fueron necesarias para la construcción de esta fortaleza de granito
que se finalizó en 1583. Aunque se decía que era "inexpugnable",
en 1615 fue destruido por el ejército de Tokugawa Ieyasu. Tras 10
años, fue reconstruido por las fuerzas de Tokugawa, pero lo destruyeron de nuevo y cayó en manos del ejército imperial durante la
Restauración Meiji de 1868.
La
estructura actual es una reconstrucción de cemento de
1931. En el interior hay un museo con una colección de exposiciones
relacionadas con la historia del castillo. En el 8º piso hay un
mirador donde hemos tenido unas magníficas vistas de Osaka.
Al salir reponemos fuerzas tomando unas bebidas y nos damos cuenta que con el bono que tenemos podemos coger el trenecito que hace el recorrido hasta la entrada de los jardines del castillo. Allí cogemos de nuevo un taxi que nos lleva hasta el barrio de Umeda.
Al salir reponemos fuerzas tomando unas bebidas y nos damos cuenta que con el bono que tenemos podemos coger el trenecito que hace el recorrido hasta la entrada de los jardines del castillo. Allí cogemos de nuevo un taxi que nos lleva hasta el barrio de Umeda.
Visitamos
el Umeda Sky (梅田スカイビル,
Umeda Sukai Biru) con su jardín flotante. Se trata del edificio moderno
más espectacular de la ciudad. El complejo con dos torres gemelas,
unidas en la parte superior, parece una versión del Arco de Triunfo
de París. Hay 2 miradores, uno exterior, en la azotea y otro
interior, en la penúltima planta, desde donde se puede ver una
espectacular puesta de sol al atardecer. La ascensión hacia estos
pisos se hace a través de una escalera mecánica acristalada.
La
recreación del jardín tiene una concepción futurista, ya que se
crea un efecto con las piedras fluorescentes que hay en el suelo y
unas luces que permiten que estas brillen al anochecer. Yo,
sinceramente, me esperaba un jardín de verdad! Al llegar a la azotea
quedé impresionada por las vistas de la ciudad, pero un tanto
decepcionada por la ausencia de un jardín real.
Nos esperamos hasta que anochece para poder ver las piedras artificiales iluminadas del observatorio y mientras tanto nos tomamos un café con un trocito de pastel (el mío de té verde) mientras somos testigos de una bonita puesta de sol.
Son las 20h y ya ha anochecido y decidimos ir hacia el Barrio de Dotonbori (道頓堀), que dicen que es uno de los más animados por la noche. Cenamos en un restaurante donde tenemos una plancha encima de la mesa. Pasamos un poco de calor pero merece la pena la nueva experiencia. La comida acabada de hacer está deliciosa.
Es un
poco tarde y no podemos coger un shinkansen hasta Kyoto porque el
único que tiene plazas libres es el Nozomi y no nos sirve nuestro
Japan Rail Pass, así que tenemos que coger un tren local. No tarda
tanto como nosotros creemos, y en apenas 45 minutos ya estamos en
Kyoto.
Llegamos muy cansados, nos hemos pasado todo el día caminando de un lado a
otro y necesitamos descansar.
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